28/12/2004
La construcción, la agricultura y las empresas unipersonales y microempresas presentan las condiciones más desfavorables.
Sólo un 75% o unos 3 millones de asalariados en 2003 tenían un empleo permanente frente a una fuerza laboral de unos 5,5 millones, reveló la última encuesta Casen empleo, publicada en el sitio web del Ministerio de Planificación (Mideplan).
Este mismo porcentaje es el que ha firmado contrato, pero en el primer quintil, el de menores ingresos, el 40% no cuenta con esta protección, versus el 11,3% en el último quintil (el de mayores ingresos).
En los tramos de ingresos y no en el sexo es donde se presentan las mayores diferencias respecto de la calidad del empleo. Como un botón de muestra, en el sector más pobre sólo un 53% de los trabajos eran permanentes, porcentaje que sube al 90% cuando se observan los asalariados del tramo de mayores ingresos.
Las mejores condiciones de trabajo están en la minería y en los servicios de electricidad, gas y agua, donde sólo el 4% y el 6,3% de los asalariados, respectivamente, no tienen contrato de trabajo. En cambio, la situación más desfavorable se observa en la agricultura y en la construcción, con empleos más estacionales (45,5% y 47,1%, respectivamente) y con un alto porcentaje sin contrato, 33% y el 26%, respectivamente.
La mayor proporción de asalariados sin resguardo se ubica en las empresas unipersonales (servicio doméstico) y donde más del 50% no tiene contrato; lo mismo sucede con las microempresas (de 2 a 5 trabajadores), lo que va disminuyendo hasta llegar a las de mayor tamaño: sólo 7,3% de las personas no cuenta con contrato en las firmas con más de 200 trabajadores.
Menos miembros por hogar
Consecuente con lo reflejado en el Censo, la Casen mostró que menos personas dependen de los ocupados dentro de un hogar (de 2,8 en 2000 a 2,6 en 2003), pero se mantiene la diferencia por quintil: 4,7 personas en el primer quintil, y sólo 1,9 personas en el quinto.
Aumentó, eso sí, el porcentaje de hogares donde están ocupados ambos cónyuges de 29,9% a 32,5%, "que tienen una menor probabilidad de ubicarse en los quintiles de menores ingresos", según la investigación. En el sector más pobre, el 8,6% de los hogares tienen al padre y madre trabajando, frente a un 20% en el segundo quintil y un 60% del más alto en ingresos.
La influencia de la educación
Tal como se ha revelado en distintos estudios, la Casen refleja que mientras menos educación, menos probabilidades de encontrar un empleo mejor. Los datos señalan que sólo el 57% de los que no tiene educación formal o sólo enseñanza básica incompleta pueden tener un empleo permanente, alcanzando el 90% entre aquellos que han completado la educación superior.
De hecho el 43,8% de los desocupados tiene la educación media incompleta o inferior.
Entre el año 2000 y el 2003, todos los niveles educacionales vieron incrementados sus ingresos: Quienes alcanzan educación superior completa reciben un ingreso promedio un 70% superior a quienes sólo alcanzan ese nivel incompleto.
(Fuente: La Segunda / www.lasegunda.cl )