12/08/2008
Para Eugenio San Martín, director del Servicio Nacional de Menores, Sename, "el trabajo infantil es uno de los fenómenos de mayor complejidad, en el que influyen factores culturales, geográficos, sociales y económicos, los que sumados a la modernidad y el consumismo facilitan esta realidad". (Extracto de la entrevista al director del Sename, Eugenio San Martín, publicada en Boletín Oficial correspondiente al mes de julio de 2008)
"El trabajo infantil que nos preocupa es aquel 'peligroso' o 'intolerable', porque afecta al niño, niña o adolescente respecto del pleno ejercicio de sus derechos", dice Eugenio San Martín Truffy, director del Servicio Nacional de Menores (Sename), cuando aborda un tema tan sensible para la sociedad en su conjunto, como lo es la incorporación de menores al mundo laboral.
Director, ¿cuál es el panorama actual, a nivel mundial, de los menores que por diversas razones están inmersos en el mundo del trabajo?
A nivel del mundo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que unos 218 millones de niños y niñas trabajan. El trabajo infantil es uno de los fenómenos de mayor complejidad, e influyen en él factores culturales, geográficos, sociales y económicos, los que sumados a la modernidad y el consumismo facilitan esta realidad.
¿Tantos millones de menores ven sus derechos pisoteados?
No se puede decir que todos los niños y niñas que trabajan se encuentran vulnerados en sus derechos. Eso depende del tipo de actividad que desarrollan, las condiciones de jornada, horario, seguridad y protección, asistencia a la escuela y la edad.
¿Donde se focaliza, entonces, la preocupación de las autoridades?
El trabajo infantil que nos preocupa es aquel "peligroso" o "intolerable", porque afecta al niño, niña o adolescente respecto del pleno ejercicio de sus derechos. Nos convocan los grupos de niños y niñas trabajadores, o en riesgo de incorporarse al trabajo, cuyas familias aún se mantienen en condiciones de pobreza, que desvalorizan la educación, que por aspectos étnicos, culturales -como en algunos sectores rurales-, legitiman y reconocen el trabajo infantil "como preparación para la vida" y/o que aprovechan la demanda existente.
¿Qué consecuencias derivan de esta situación?
En formas más extremas, los niños son separados de sus familias, expuestos a graves peligros o abandonados en la calle. Además, el trabajo infantil contribuye a perpetuar la pobreza, a la exclusión social, e interfiere con la proyección de un trabajo decente.
REALIDAD EN CHILE
En nuestro país, ¿cuál es la realidad de los menores trabajadores?
En Chile, de acuerdo a un estudio del Ministerio del Trabajo y Mideplan, se estiman en 107 mil los niños, niñas y adolescentes que desarrollan actividades laborales inaceptables; en 3.719 los utilizados en explotación sexual comercial infantil, según un estudio del Sename y la OIT, y en 42.000 los envueltos en el trabajo doméstico, cifras entregadas por la OIT. Si bien podemos decir que esta realidad es de menor magnitud en relación a otros países de la región, nuestro deber es continuar aunando esfuerzos, desde el Gobierno y la sociedad civil, para la interrupción de las graves vulneraciones que viven niños y niñas chilenos.
¿Cuáles son, en concreto, las acciones emprendidas por el Estado?
Desde el Estado se han ratificado compromisos internacionales sustanciales, entre ellos, la Convención de Derechos del Niño y los convenios 138 y 182 de la OIT. También se han generado políticas y programas sociales que garantizan el ejercicio de los derechos de niños y niñas, como los 12 años de escolaridad, e implementado programas focalizados en la población más vulnerable del país.
Otras acciones son el perfeccionamiento de la normativa relacionada con el trabajo infantil, se han destinado recursos para la atención de la población infantil y adolescente que pudiera encontrarse en situación de vulnerabilidad o de exclusión social y en riesgo de trabajo infantil, se ha garantizado la protección y atención de las víctimas, y también se ha promovido un abordaje transversal de este fenómeno social que, por cierto, es multicausal.
¿Qué podemos hacer como país, como sociedad, para terminar con el trabajo infantil?
Todos, a nivel individual, familiar y social, podemos realizar alguna acción. Desde el servicio público, el mundo académico, el mundo de los trabajadores, el empresarial, los organismos internacionales. En esta línea, debemos continuar desarrollando acciones para visibilizar, informar y denunciar a quienes promueven estas prácticas. Para ello se requiere una sociedad más sensible y activa, que involucre a las familias, a las comunidades, a los gobiernos locales, a los servicios responsables de implementar las políticas públicas.
ROL EMPRESARIAL
En su opinión, ¿cuál debiera ser el comportamiento del empresariado frente al problema del trabajo infantil y adolescente?
En consonancia con la responsabilidad social en que hoy está comprometido el empresariado, estimamos fundamentales el apoyo y avance en tres importantes aspectos: la contribución a la prevención del trabajo infantil; en segundo lugar, que puedan garantizar productos exentos de mano de obra infantil, y también su participación en el desarrollo de acciones comunicacionales y/o de financiamiento dirigidas a apoyar la permanencia de los niños y niñas en la escuela.
¿Cómo se materializa la primera acción que usted señala?
A través de políticas económicas que sostengan un aumento de los puestos de trabajo, y facilitando una remuneración decente para los jefes de hogar, de tal manera que impacte positivamente en el bienestar familiar y en la reducción del riesgo que los hijos e hijas ingresen al mundo laboral por "ayudar a los padres y hacerse cargo de sus necesidades", incluso, interrumpiendo sus estudios.
¿Y cómo los empresarios pueden garantizar productos exentos de mano de obra infantil?
Pueden hacerlo previniendo que en sus empresas, predios agrícolas, transportes, etcétera, las familias incorporen a las faenas a los hijos menores de 15 años, especialmente en el sector vinculado a trabajos temporales, y finalmente resguardando los derechos de los adolescentes trabajadores en cuanto a horarios, tipo de actividades a desarrollar, remuneraciones y asistencia a la escuela, principalmente.
¿Cuáles son las gestiones puntuales que realiza el Sename frente a esta realidad?
Sename ha incorporado estrategias en tres líneas: la promoción de los derechos de los niños y niñas, y la prevención de graves vulneraciones como el trabajo infantil; la restitución de los derechos de las víctimas de explotación sexual comercial como una peor forma de trabajo infantil, y su protección, y una tercera vertiente que es el diseño de acciones vinculadas al conocimiento de la problemática, la sensibilización social, la capacitación y el registro de víctimas, desde una perspectiva intersectorial, en conjunto con ambas policías, la Dirección del Trabajo y el Ministerio de Educación.
LA UNIÓN HACE LA FUERZA
"En el año 2007, la Dirección del Trabajo y Sename establecimos un Protocolo de Acuerdo para actuar en forma conjunta ante denuncias que implican trasgresión a la actual normativa; es decir, presencia de niños, niñas y adolescentes en actividades y/o condiciones prohibidas, como también por contravenir disposiciones referidas a la edad permitida".
¿En estas acciones conjuntas se inscribe también la Mesa Nacional sobre Peores Formas de Trabajo Infantil?
Claro. Un conjunto de organismos nacionales, entre ellos, la Dirección del Trabajo, Carabineros de Chile, la Policía de Investigaciones, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud y Sename, conformamos la Mesa Nacional sobre Peores Formas de Trabajo Infantil, una instancia destinada a promover y hacer un seguimiento a las acciones que estos actores diseñan y desarrollan en este ámbito.
Vea la entrevista completa en Boletín Oficial de la Dirección del Trabajo correspondiente al mes de julio de 2008.