03/11/2017
La autoridad participó en una mesa redonda que abordó este fenómeno mundial en el marco del Sexto Congreso de la Confederación Nacional de Trabajadores del Comercio, Producción y Servicios (Conatracops).
El agresivo aumento de las ventas electrónicas y la progresiva automatización de tareas son dos fenómenos mundiales ya presentes en Chile y que están causando preocupación en muchos sectores laborales, particularmente entre los trabajadores del comercio.
Justamente, una de sus entidades más importantes -la Confederación Nacional de Trabajadores del Comercio, Producción y Servicios (Conatracops)- hizo de esta preocupante realidad el meollo de su Sexto Congreso Nacional celebrado entre jueves y viernes en Santiago.
En la jornada de cierre se realizó una mesa redonda acerca del tema en la que participaron ejecutivos del retail, dirigentes sindicales, expertos de la OIT y el director del Trabajo Christian Melis.
Una coincidencia común a todos los panelistas es que las ventas por Internet son una realidad ya inevitable e incontrarrestable frente a la cual el retail nacional, sus sindicatos y trabajadores deben reaccionar buscando la mejor forma de inserción, adoptando medidas que, por un lado, eviten perjuicios para la industria y la hagan competitiva y, por otro, no dañen salarios ni puestos de trabajo.
En los últimos tres años las ventas electrónicas han crecido en el 29 por ciento y todo hace prever que seguirán creciendo en detrimento de las ventas en tienda, con el consiguiente perjuicio salarial para los vendedores, cuya remuneración real depende altamente de las comisiones por venta.
“Entendemos que las empresas no se pueden quedar atrás y deben reconvertirse”, dijo el vicepresidente de la Conatracops, Héctor Valdés, quien, por lo mismo, estimó perentorio un abordaje a fondo del problema para evitar nuevos o más graves perjuicios para los trabajadores del sector.
Para el director del Trabajo, “hoy la discusión no es si Internet o las ventas del comercio electrónico se van a quedar o no. Esto es un hecho y, por lo tanto, dar esta discusión laboral no tiene sentido. Lo que sí lo tiene es determinar cuál es el impacto que esta forma de desarrollo productivo tiene en el mundo del trabajo”.
Por ello, cree, “la pregunta es cómo participan los trabajadores y sus sindicatos, primero, en la definición de la tecnología nueva que se incorporará en el mundo del trabajo y, segundo, en los mecanismos de aplicación de esas tecnologías”.
Como respuesta, Christian Melis sugirió al centenar de dirigentes del comercio presentes en el congreso que esa incidencia sea consensuada cuanto antes a través del diálogo social y, mejor aún, dentro de la negociación colectiva.
Ello, porque advirtió, “a mi modo de ver es muy difícil abordarlo desde un punto de vista estrictamente jurídico, es muy inabordable todavía”, debido a que, “como siempre pasa, las normas e dictan cuando los fenómenos ya están para instalarse”.
En cambio, prosiguió, en la negociación colectiva, se pueden establecer “mecanismos de consulta y, eventualmente, de mitigación: cláusulas de seguridad laboral, reconversión laboral, seguridad salarial, etcétera”.
En el caso de las empresas, Christian Melis sostiene que estas “efectivamente deben hacer del diálogo un mecanismo efectivo de implementación de nuevas tecnologías y de comprensión de las nuevas tecnologías por parte de los trabajadores, de manera que estas tecnologías no sean vistas como amenazas, simplemente, y sí como oportunidades, eventualmente, de desarrollo”.
Por todo lo anterior es que para la autoridad fiscalizadora “me parece muy interesante la posibilidad de diálogo, porque efectivamente eso hace que la comprensión del fenómeno sea mayor por parte de quienes lo tienen que sufrir o vivir”.